Capítulo 2 Elige Creer en Ti
Sara es una mujer sombría. Ha sido criada sin atención de sus padres, completó sus estudios, pero no tuvo decisión para formarse académicamente, por lo que consiguió un tra-
bajo que desempeña bien, pero el cual no ama. Cuando ter- mina su jornada, va a su casa, sabiendo que nadie le espera, que no tendrá con quien compartir cosas y que cenará sola. Tampoco se le ocurren proyectos ni es ambiciosa; sus ami- gos no tienen tiempo, ellos están ocupados en sus propios asuntos.
En su devenir, ella sueña con tener una vida distinta; ga- nas de levantarse para trabajar en un lugar acogedor, hacien- do lo que le gusta, aprender algo, comprar nuevos muebles para decorar su casa, no estar apremiada por facturas que pagar, irse de vacaciones. Anhela formar una familia y sentir alegría, paz, felicidad, teniendo una nueva vida.
Una noche despertó con una gran pena en su corazón por
no tener lo que deseaba, se acercó a la ventana y, mirando a
las estrellas, le preguntó a Dios:
–¿Qué estoy haciendo mal para merecer tantas penas en mi vida? ¿Qué tengo que hacer para mejorar? ¡Dime por fa- vor!
Pasaron los minutos y Sara siguió sin tener respuesta. Repitió la pregunta una y otra vez, hasta que, en un momento de profunda angustia, abrió los brazos al cielo y expresó:
–Dime Padre, ¿por qué no escuchas mis plegarias? Por favor no me abandones.
De repente, escuchó una voz que salió de lo más profun- do de su corazón y le dijo:
–Tú nunca estarás sola, siempre estaré a tu lado, porque eres parte de mí.
En ese momento Sara sintió una brisa suave envolvién- dola y un amor puro y profundo invadió su ser.
Emocionada y absorta, ella preguntó:
–Dime Padre, ¿por qué no puedo hacer nada bien ni con- seguir lo que ansío?
Él respondió:
–Si algo estás haciendo bien en este momento, es mani- festar cosas negativas en tu realidad. Como eres una expre- sión de Mi Ser, tienes libre albedrío para manifestar cual- quier emoción que sientas; no me pidas que te ayude hija
–¿Qué estoy haciendo mal para merecer tantas penas en mi vida? ¿Qué tengo que hacer para mejorar? ¡Dime por fa- vor!
Pasaron los minutos y Sara siguió sin tener respuesta. Repitió la pregunta una y otra vez, hasta que, en un momento de profunda angustia, abrió los brazos al cielo y expresó:
–Dime Padre, ¿por qué no escuchas mis plegarias? Por favor no me abandones.
De repente, escuchó una voz que salió de lo más profun- do de su corazón y le dijo:
–Tú nunca estarás sola, siempre estaré a tu lado, porque eres parte de mí.
En ese momento Sara sintió una brisa suave envolvién- dola y un amor puro y profundo invadió su ser.
Emocionada y absorta, ella preguntó:
–Dime Padre, ¿por qué no puedo hacer nada bien ni con- seguir lo que ansío?
Él respondió:
–Si algo estás haciendo bien en este momento, es mani- festar cosas negativas en tu realidad. Como eres una expre- sión de Mi Ser, tienes libre albedrío para manifestar cual- quier emoción que sientas; no me pidas que te ayude hija
mía, la ayuda que solicitas de mí, se encuentra dentro de ti,
busca la respuesta en tu corazón y recuerda que la verdad los
hará libres. El miedo sólo está en tu mente, pero cuando tú
aceptes que eres hija del Amor y la Luz, nunca más temerás,
y si alguna vez vuelves a temer, recuerda mis enseñanzas.
El Señor es mi pastor, nada me falta.
En prados de hierba fresca me hace reposar, me conduce junto a fuentes
tranquilas y repara mis fuerzas.
Me guía por el camino justo, haciendo honor a su Nombre.
Aunque pase por un valle tenebroso, ningún mal temeré, porque Tú estás conmigo.
Tu vara y tu cayado me dan seguridad.
Me preparas un banquete en frente de mis enemigos, per- fumas con ungüento mi cabeza, y mi copa rebosa.
Tu amor y tu bondad me acompañan todos los días de mi vida; y habitaré en la casa del Señor por años sin término.
–Gracias Padre por tus palabras de aliento. Comenzaré a ser una persona más positiva y cuando quiera vivencias o cosas buenas, no acudiré a ti, porque sabré que el poder está dentro de mí.
Cuando sienta que te pierdo, me preguntaré en qué aspectos de mí estoy perdida. Cuando crea que me has abandonado, veré en qué forma me he abandonado.
Cuando no pueda experimentar amor y abundancia, sabré que no es- toy en el camino de la Luz, porque mi Padre me creó desde
El Señor es mi pastor, nada me falta.
En prados de hierba fresca me hace reposar, me conduce junto a fuentes
tranquilas y repara mis fuerzas.
Me guía por el camino justo, haciendo honor a su Nombre.
Aunque pase por un valle tenebroso, ningún mal temeré, porque Tú estás conmigo.
Tu vara y tu cayado me dan seguridad.
Me preparas un banquete en frente de mis enemigos, per- fumas con ungüento mi cabeza, y mi copa rebosa.
Tu amor y tu bondad me acompañan todos los días de mi vida; y habitaré en la casa del Señor por años sin término.
–Gracias Padre por tus palabras de aliento. Comenzaré a ser una persona más positiva y cuando quiera vivencias o cosas buenas, no acudiré a ti, porque sabré que el poder está dentro de mí.
Cuando sienta que te pierdo, me preguntaré en qué aspectos de mí estoy perdida. Cuando crea que me has abandonado, veré en qué forma me he abandonado.
Cuando no pueda experimentar amor y abundancia, sabré que no es- toy en el camino de la Luz, porque mi Padre me creó desde
el amor y la abundancia. Tomaré mi poder de Creador con
la con anza de que soy guiada para alcanzar una vida plena
y colmada de felicidad. Cuando viva cosas negativas, sabré
que son un re ejo de mis emociones y transmutaré las sensa-
ciones de carencia en prosperidad y esperanza. ¡Oh mi buen
Dios!, perdóname por tener que pedirte perdón tantas veces.
Una señal muy clara de tu falta de con anza es buscar la aprobación y los consejos de los demás, cuando se trata de tomar decisiones, generalmente recurrimos a familiares, amigos o compañeros de trabajo buscando aprobación, lo que demuestra claramente falta de con anza en el criterio propio, pero no para decisiones que podrían impactar drás- ticamente en nuestro futuro, sino con cosas sencillas, como lavar o no el auto, cortar el pasto de tu casa o cambiar el color de cortinas. Tratar de “complacer” a los demás, antes que a uno mismo, re eja una gran inseguridad.
PRÓXIMAMENTE A LA VENTA mi nuevo libro EL PODER DE ELEGIR Amazon.com
Una señal muy clara de tu falta de con anza es buscar la aprobación y los consejos de los demás, cuando se trata de tomar decisiones, generalmente recurrimos a familiares, amigos o compañeros de trabajo buscando aprobación, lo que demuestra claramente falta de con anza en el criterio propio, pero no para decisiones que podrían impactar drás- ticamente en nuestro futuro, sino con cosas sencillas, como lavar o no el auto, cortar el pasto de tu casa o cambiar el color de cortinas. Tratar de “complacer” a los demás, antes que a uno mismo, re eja una gran inseguridad.
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